En febrero pasado, los Bomberos de Valdivia celebraron los 170 años de vida de su institución en la ciudad. Hubo una ceremonia muy linda, a días de violentos incendios forestales registrados en la zona y en el contexto de emergencias nacionales que pusieron en primera plana la urgencia de apoyar a los voluntarios, tanto locales como de todo el país.

Por lo mismo, una de las imágenes más divulgada en ese momento fue la del niño Lucas Céspedes (13 años) que con su bote ayudó a trasladar personal que se encontraba enfrentando el fuego. Su gesto fue usado como ejemplo de compromiso comunitario y lo reconocieron en la ceremonia de festejo.

Ha transcurrido casi un mes de esa actividad. La lluvia regresó y es probable que comience a olvidarse el riesgo de siniestros causados en los bosques. Pero no por ello el problema desaparece. La sequía es una constante en crecimiento y la irresponsabilidad de las personas se mantiene como factor de peligro: una quema de basura, una fogata, una colilla de cigarrillo o una acción delictual pueden activar de nuevo la tragedia. Bomberos lo sabe y se mantiene alerta. Es la esencia de su labor. Y merece reconocimiento, pero también necesita de apoyo constante y en distintas dimensiones, desde facilidades prácticas para el accionar y el traslado; hasta recursos financien equipos y materiales.

En una entrevista con www.soyvaldivia.cl, el superintendente del Cuerpo de Bomberos de Valdivia Oscar Cayul explicó que algunas formas de contribuir son sencillas: dar direcciones claras al llamar por un siniestro; despejar las rutas de acceso de los carros bomba; no intentar "ayudar" con mangueras caseras y, por supuesto, dar garantías de seguridad a los voluntarios y voluntarias. Que no sufran agresiones como lamentablemente se ha visto algunas veces.

Otra forma con contribuir es hacerse socio y sumarse a fórmulas como la abierta con Aguas Décima, que consiste en aportes mensuales a través de la cuenta del servicio de agua potable. Simple y directo. Esa opción se encuentra vigente desde 2019 y hasta ahora suma 8 mil 667 colaboradores, casi un 20% del total de usuarios. Es decir, hay un gran margen para que crezca la contribución material. En los próximos días comenzará una campaña para difundir esta alternativa; es de esperar que tenga respuesta positiva.

La población mundial alcanzó recientemente los ocho mil millones de habitantes, lo cual ha conllevado un aumento de demanda por bienes y servicios por parte de la sociedad. En paralelo, los efectos del cambio climático -en particular el aumento de la temperatura- cada vez están más presentes en nuestro diario vivir, particularmente en áreas altamente pobladas y en constante crecimiento.

Las ciudades concentran las diferentes formas de interacción y su funcionamiento depende de la organización de sus estructuras, donde se incluyen los parques, jardines o áreas verdes; siendo ellos relevantes por su existencia, acceso, ubicación, extensión, conexión, funcionalidad y gobernanza. Importantes elementos en estas áreas son los árboles, conocidos como arbolado urbano.

La dinámica es ya conocida, ante los efectos de un ambiente cambiante hacia temperaturas más altas, existe un aumento en el uso de estas áreas. Por ello, se requerirá analizar la viabilidad de las actuales especies arbóreas para un futuro diferente en nuestras ciudades, donde las necesidades o demandas serán muy variadas, no solo estéticas sino que también funcionales. Es conocido que solo árboles vigorosos son capaces de crecer apropiadamente, fijar C02, producir oxígeno, regular la calidad del aire; muy valorado es su aporte en el ahorro energético (regular temperatura, humedad y viento), en definitiva, su existencia permite modificar o atenuar algunos efectos de un ambiente urbano cada vez más extremo.

Un necesario análisis de la actual infraestructura de ecosistemas urbanos de áreas verdes, será una revisión de las especies actualmente utilizadas, en su mayoría exóticas, en comparación con la oportunidad y viabilidad para especies nativas. Un listado de especies apropiadas para calles, parques o jardines, que puedan resistir altas temperaturas, disminución de precipitaciones y crecimiento radical y aéreo restringido, estará entre los desafíos de una futura gestión del arbolado urbano. Solo por medio de un enfoque adaptativo podremos seguir experimentando lo conocido popularmente: "quien a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija", aunque en nuestro caso actual deberemos agregar un listado de otros beneficios, no opcionales, sino que vitales, imprescindibles para nuestra viabilidad como sociedad moderna y con estrategias de adaptación para un mejor futuro en nuestras ciudades.

Dr. Oscar Thiers E.

Académico Fac. Ciencias Forestales Naturales Uach