Descentralización Fiscal
Esta semana el gobierno anunció en Puerto Montt el proyecto de ley "Regiones más fuertes", que intenta marcar uno de los hitos más trascendentes en el proceso de descentralización fiscal. Dado lo anterior, es pertinente recordar ad portas de la elección de consejeros constitucionales, que la descentralización conlleva múltiples desafíos técnicos para el cambio en la arquitectura política y fiscal. Este anuncio, requiere de regiones habilitadas para generar recursos a partir de tributos propios, con ciertas competencias normativas respecto de las tasas y las eventuales exenciones.
Los ejemplos clásicos de la OCDE citados, en países como Suecia y Dinamarca, tienen estado unitario a nivel local y por eso la importancia de mantenerlo en nuestro país.
Desde nuestra fundación, creemos que es importante que en este nuevo proceso constitucional, esta materia sea tratada con la máxima rigurosidad y gradualidad,sin ideologismos, que permita ser un mecanismo habilitante a la innovación, la transparencia, el fomento productivo, la productividad y el crecimiento de la economía regional.
Este proceso ambicioso, requerirá de un financiamiento coherente con las responsabilidades de los gobiernos regionales,la exigencia de regulaciones y reglas fiscales,que den garantía de disciplina fiscal, entre otras materias. Consideramos que el anuncio gubernamental debe ir de la mano con el proceso constitucional,ya que representa un enorme desafío para los gobiernos regionales y sus consejeros,las comunidades locales y para el gobierno central, y que esperamos sea analizado y debatido por los consejeros constitucionales electos, este próximo domingo 7 de mayo.
Nuestra Fundación estará abierta a participar con entusiasmo en este componente de la agenda de Modernización del Estado, que permita acercar las decisiones sobre inversión y gestión del territorio, a los habitantes de la región.
Marta Canto Castro Presidenta Fundación Foro de Los Ríos
Día del Trabajo
Cada primero de mayo,rebrotan frases sacadas del baúl de los deseos y, cual lámpara de Aladino, se anuncian metas de derechos para los que a través de un oficio o profesión contribuyen al desarrollo y crecimiento. Son los hombres y mujeres trabajadores de Chile. Real sería que esos magnanimos deseos se transformen en ventura de justicia y equidad salarial y quienes tienen esa relevante misión son las autoridades proclamadas y asentadas en el poder por decisión del voto ciudadano.
Justo sería que en mayo, mes de derechos e historia sindical consagrados en el calendario anual, se haga carne la frase y contenido y se anuncien de una buena vez una reparación de derechos salariales al Magisterio pasivo, que hace cuatro décadas se le quitó el derecho justo y legitimo de postular a una opción de jubileo decente.
Boris Segovia Bruzzone Profesor segoviabruzzone@gmail.com
El opio de la política chilena
En política hay una frase dominante respecto a la noche del proceso electoral: "las elecciones no se ganan ni se pierden; las elecciones se explican".
Sin el ánimo de plantear algo ilógico, de un tiempo a esta parte, en Chile, da lo mismo quién gane las elecciones, ningún conglomerado político ha sido capaz de administrar un triunfo en las urnas. La atomización del sistema político ha contribuido a la incapacidad de pasar del triunfo electoral a tener un control de la agenda. Básicamente, los políticos, entienden que la mayoría circunstancial de elección les da un piso de estabilidad, situación que es tan ficticia como efímera.
Se ha especulado respecto a si el Partido Republicano se transformará en el partido más votado en la próxima elección del 7 de mayo, situación que demostraría una vez más lo pendular de la política y la sociedad chilena de los últimos 15 años, pero la verdad sea dicha, el triunfo de ese día puede "re ordenar" el eje del poder en la derecha chilena.
Quizás los republicanos puedan celebrar esa noche, pero también transformarse en una especie de "reino independiente", que pueda parecer grande y fuerte, pero que su principal debilidad es esa: transformarse en el enemigo común de prácticamente todo el sistema político chileno.
La UDI fue en varias elecciones el partido más grande de Chile y nunca pudo instalar a uno de los suyos en el Palacio De La Moneda. En Chile, el triunfo no se mide esa noche, se podrá medir 36 meses después.
Javier Pérez Barrientos Máster en Comunicación Política Docente Universitario en Campañas Electorales