Corpus Christi
La fiesta de Corpus se remonta al siglo XIII. En la ciudad de Lieja, en el 1242, ante las insistencias de la beata Juliana, priora de un convento situado en las afueras de la ciudad, esta fiesta comenzó a celebrarse de manera local en esta diócesis.
Posteriormente Urbano IV, antiguo archidiácono de Lieja la extendió a la iglesia universal. La finalidad de esta solemnidad es proclamar nuestra fe en la presencia real de Jesucristo en la eucaristía.La Eucaristía es el sacramento que nos revela a Jesucristo de una manera más compleja: es su sacramento por excelencia.
Aparentemente la comida, es el signo, más común de todos. ¿Quién no ha compartido la mesa con los amigos? ¿Quién no ha servido un plato de comida a los hijos? Pero ciertamente la manera en que Jesús lo hacía era muy especial y característico de él.
Tanto así, que en el pequeño pueblo de Emaús los discípulos lo reconocieron al partir el pan. En este simple gesto, Jesús demostraba la alabanza a su Padre de los cielos, fuente de toda vida. Jesús, en la fracción del pan, se nos muestra abierto a todos, nadie está excluido de su mesa. La mesa de Jesucristo, el Señor, es la mesa de la unidad de todos los hombres con Dios y de todos los hombres entre sí. Es la mesa de la comunión. La Eucaristía nos revela quién es Jesucristo, el que se da plenamente por todos, es la expresión sacramental de su sacrificio en la cruz que sella una alianza entre la humanidad y Dios.
La presencia de Dios en medio de nosotros, ha asumido en la historia la forma visible y tangible de Jesús, imagen visible de Dios invisible, el revelador del misterio del Padre. Su encarnación y nacimiento en Belén, son el inicio de una serie de signos con los cuales Dios, Dios viviente, nos hará sentir su amorosa presencia. Después de la Ascensión, que lo saca de la experiencia sensible de los hombres, la presencia de Jesús cambia de signo, pero no de realidad. Él se queda y se da bajo el signo del pan partido y del vino, en los cuales se ofrece como comida y bebida de salvación.
Jesucristo nos invita a celebrar la fracción del pan y se hace presente en ella.
Hoy, la Iglesia nos invita a centrar nuestra mirada de una manera muy especial en este sacramento, signo de la presencia de Cristo y de la unidad de la iglesia. Celebremos el sacramento que realiza la obra de nuestra redención. Cristo, en la Eucaristía, permanece con nosotros hasta el fin del mundo.