miento de base que otros tenían en relación a la historia local y a los referentes; y a la idea de la propia producción.

¿Cuáles fueron las primeras dificultades que encontró durante su formación como artista?

- Al principio había poca claridad con respecto a las 'herramientas para el mundo real'. Tuvimos un curso llamado Gestión Cultural que básicamente se trataba de llenar un formulario de un proyecto Fondecyt. Además, toda la formación apuntaba a la creación de obra objetual. En ese sentido, cuando salió mi generación en 2011 tuvimos algo a favor; es que como se estaba renovando la escena con nuevas generaciones de artistas, había varias posibilidades entro lo autónomo y lo institucional. Pero también había que generar esos espacios.

¿Y usted cómo forjó su propio camino?

- Opté por la pedagogía. En su momento fue muy importante la influencia de Carlos Fischer, profesor de tesis, quien me orientó muchísimo en cuestiones prácticas. Fue quien me impulsó a conocer más y mejor el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio; y a la comunidad creativa. Fue así que comencé a abrirme caminos en mi desarrollo profesional.

El factor enseñanza

La artista visual, investigadora y educadora cuenta con estudios en Formación Pedagógica y una especialización en Arte Contemporáneo a través de un Diplomado Arte Aplicado a la Sociedad - Uberbau_house (Brasil, 2020), Clínicas Cuatro x Cuatro (Argentina, 2021) y Clínica Geral - Aprofundamento de Ateliê 397 (Brasil, 2022).

Desistió de ejercer en el aula tradicional por conflictos con la institucionalidad en relación a la educación artística. Por eso optó por la experiencia de escuelas populares y aquellas de reforzamiento escolar. Así es que, por ejemplo, desde 2018 a la fecha es una de las profesionales que realiza talleres en la Escuela de Talentos Académicos ALTA UACh.

¿Qué problemas identifica en la educación tradicional del arte en las salas de clases?

- Puedo hablar desde mi experiencia. Siempre tuve una buena recepción de los niños y niñas. El problema era la estructura y su poca flexibilidad para poner a prueba prácticas pedagógicas que traía de la universidad, con una idea más amorosa y afectiva de la pedagogía. No me sentí cómoda con eso, ni tampoco con la desmotivación de algunas personas con las que me tocó relacionarme en ese contexto. Finalmente decidí no terminar mal después de trabajar por 20 años en los mismo. Al contrario, opté por buscar otro lugar donde poder tener probar otras alternativas y generar un poco más de influencia, en vez de estar repitiendo siempre las mismas cosas, que es uno de los problemas de las dinámicas pedagógicas.

¿Cuál es la clave de la estimulación de la creativa? ¿Cómo se garantiza poder generar personas creativas?

- Me cuesta hablar de la creatividad. Lamentablemente, desde ciertos marcos teóricos, es algo que está relacionado con una cuestión más espontánea o del origen, que está relacionada con ser 'genio'. Me gusta más hablar de producción, de soluciones alternativas. Eso existe en todas las personas, como también los contextos de estimulación y los agentes que permiten hacer las conexiones necesarias. Me considero educadora, más que profesora, y siento que debo entregar ciertas herramientas para que los niños y las niñas puedan desarrollar las habilidades necesarias para solucionar los desafíos que se les presenten.

La publicación

En junio, María Francisca Jara está presentando en distintas instancias su libro "Procesos de obra 2009-2022". Es una publicación financiada por el Fondart Regional que resume una década de proyectos, creatividad, residencias y exposiciones colectivas e individuales.

En la introducción, explica: "La idea de hacer este libro surgió durante una conversación en São Paulo en el año 2021. En ese momento no tenía mayor ambición que utilizar el formato para difundir parte de mi trabajo, como ya lo había hecho en dos ocasiones anteriores. No obstante, el desafío fue cambiando lentamente, pasando de ser una cronología breve a un ejercicio complejo de memoria de más de diez años de mi producción en arte. En términos formales, durante estos años me he dedicado -entre otras cosas- a indagar sobre los usos sociales de las imágenes, conflictos territoriales a nivel local, y la construcción y revisión de relatos y acuerdos colectivos a través de procedimientos de arte contemporáneo. Sin embargo, siempre que presento mi obra prefiero hacerlo desde la analogía con un videojuego, porque de ese modo resulta más sencillo explicar mi relación con el arte y el rol de artista. Entiendo mi forma de producción como un solo gran proceso, en el cual cada proyecto tiene una narrativa particular y constituye una serie de etapas a superar".

¿La pandemia tuvo algún grado de influencia en la idea de hacer el libro?

- Durante la pandemia comencé a relacionarme con una red muy grande de artistas, gracias a la facilidad de tener encuentros on line. En ese contexto es que se reiteró mucho la pregunta de dónde poder ver mi trabajo. No tengo página web, porque lo que hago se mueve en circuitos más académicos y eso generó que no existiera un espacio de consulta. Por eso el formato de libro surgió como buena alternativa. El proyecto duró un año. Más que cerrar un ciclo que aborda diez años de carrera, siento que consolida una parte de mi trabajo, para así poder proyectar hacia una siguiente etapa. Deconstruir la trayectoria fue un ejercicio de memoria y de archivo, bastante más exigente de lo que yo pensaba.

¿Por qué es importante generar archivo?

- Es súper necesario. Durante los últimos años hemos tenidos varias reuniones con el Centro Nacional de Arte Contemporáneo tendientes a la generación de un archivo regional. Una de las grandes preocupaciones que tenemos es la falta de información, la falta de archivos que dan cuenta de procesos creativos. La necesidad del archivo tiene que ver con el reconocimiento de una escena y de cómo eso genera cierto grado de influencia en lo que haces como artista. El libro es la forma de dejar registro de los procesos, que es algo que en las exposiciones no se alcanza a percibir.

Usted se especializó en fotografía, pero no necesariamente ha usado ese soporte para todas sus obras

- Siempre tuve la inquietud de que la fotografía no era suficiente. Es algo a nivel de las interacciones que genera y principalmente por el rol que tiene el espectador. La fotografía no se toca. Si bien tiene códigos de exhibición que se han ido flexibilizando con el tiempo, me parece que es una herramienta poco suficiente. Junto con trabajar en fotografía, en 2014 salté a la instalación en la exposición 'Emergencia' de 2014 en el MAC y paulatinamente avancé hacia la metodología participativa y el entendimiento de otras formas de arte, con la incorporación de elementos etnográficos hasta llegar, en 2017, a los que se denomina arte colaborativo. En materia de consolidación de procesos, ahora estoy perfilándome más hacia la investigación artística.

¿Qué rol juega el género y la territorialidad en su trabajo?

- Han habido algunas instancias en las que aparecen problemáticas o vinculaciones al tema de género, pero lo dejo fuera porque mucho de mi trabajo no me atraviesa a mí como individuo. Yo no aparezco en la mayoría de mis obras. Aparece más bien lo colectivo. Yo me pongo a disposición de esos procesos, por lo tanto, los discursos no están atravesados por el género y cómo yo lo habito. Mi obra de una u otra forma está vinculada muy fuertemente al territorio local. Muchos de los proyectos que he desarrollado toman mucho tiempo en ejecutarse, lo que hace que Valdivia sea mi campo de experimentación.

¿Le interesa ser objeto de estudio?

- Soy de las pocas personas que en Valdivia y en la región desarrolla arte vinculado a procesos sociales. En ese sentido es que hay quienes que ya me ven como referente. Recibo visitas de profesionales jóvenes, estudiantes, para colaborar en sus proyectos. Pasar de la producción de obra a la investigación artística ha sido un gran desafío. Me gusta como se están moviendo mis inquietudes.

En diez años ha trabajado en catorce proyectos. ¿Cuáles son sus tres favoritos?

- 'City Tour' (2014): Quizás la obra no me parece tan buen hoy en día, pero fue el inicio de un montón de otros procesos. 'Artificium ex cogitatione' (2017): Que implicó la apertura de una red de contactos y de exigencia de trabajo más nacional. 'Starter Pack' (2022): Lo estoy desarrollando ahora. Comienza un poco con el trabajo en torno al sesgo ideológico para hablar de la historia local. Es el primer proyecto que desde lo colectivo tengo que entrar en mi historia personal.

"Deconstruir la trayectoria fue un ejercicio de memoria y de archivo, bastante más exigente de lo que yo pensaba".

"Mi obra de una u otra forma está vinculada muy fuertemente al territorio local. Muchos de los proyectos que he desarrollado toman mucho tiempo en ejecutarse, lo que hace que Valdivia sea mi campo de experimentación".

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