Hace unos días fuimos testigos de un gran temporal en la zona centro sur. Miles de damnificados, personas desaparecidas y viviendas completamente destruidas son consecuencias nefastas de lo vivido. Hace seis años, comenzaba la tramitación de la ley Nº 21.202 de humedales urbanos. En el marco de esa tramitación se insistió, especialmente de parte de los representantes de la academia, sobre la importancia de regular la construcción de viviendas sobre humedales, puesto que en caso de inundaciones el impacto podría ser catastrófico.
Las inundaciones afectan negativamente a los lugares construidos sobre humedales, puesto que cuando se construye sobre estos ecosistemas, se interrumpe su capacidad de retención de agua y su función de regulación de inundaciones. Las áreas construidas sobre humedales se vuelven más susceptibles de inundaciones. Por otro lado, hay un incremento del riesgo. Las viviendas, las infraestructuras y los servicios básicos se ven amenazados y, en casos extremos -como el que pasamos-, puede poner en peligro la seguridad y la vida.
Es fundamental reconocer que estos desastres son agravados por las decisiones humanas. La planificación urbana y la protección de los humedales son esenciales para hacer frente a este importante desafío. No podemos seguir tapando el sol con un dedo.
Posterior al sistema frontal que afectó especialmente a algunas regiones del país, múltiples fueron las voces que levantaron las alertas de algo que se había anunciado con antelación. Resulta paradójico que, aún con esos antecedentes, se insista con el argumento de que la ley de protección de humedales urbanos retrasa y obstruye el avance de proyectos inmobiliarios.
Nos hemos acostumbrados a ser reactivos, en vez de planificar y prever estas situaciones. Los humedales cumplen este rol mitigador frente a catástrofes, actúan como verdaderos riñones del planeta; en ese sentido, no debemos seguir esperando que las cosas pasen y lamentarnos, debemos ser capaces de anticiparnos y estar un paso adelante, en particular en estas materias.
Han pasado tres años desde que comenzó a regir la ley y al día de hoy sabemos de un aumento de judicialización de los humedales declarados como "humedales urbanos" por el Ministerio de Medio Ambiente. Lamentablemente esta judicialización en su mayoría ha buscado limitar los polígonos de protección de humedales, y como ya hemos visto en eventos como un temporal de lluvias, no es posible entender que se siga insistiendo en construir sobre zonas de inundación como los humedales, sobre todo si sabemos por la experiencia y por la ciencia que al hacerlo, se pone en riesgo la vida de las personas. Esperemos que aprendamos de las lecciones y que en el futuro no volvamos a ver la destrucción de viviendas que vimos en los últimos días.
Alfonso de Urresti
Senador por Los Ríos
