El rey se quedó sin corona. Max Verstappen (Red Bull) consiguió ayer su séptima victoria seguida en el Mundial de Fórmula 1 al quedarse con el Gran Premio de Hungría pero su trofeo de ganador sufrió un accidente.

En la tradicional celebración con champaña, el inglés Lando Norris (McLaren), que llegó segundo, derribó la copa de "Mad Max" al destapar su botella, destruyéndola.

Justamente el GP de Hungría es el único que entrega un trofeo de porcelana por lo que el reconocimiento quedó hecho añicos. Ambos pilotos, eso sí, se lo tomaron con humor.

La carrera

Verstappen, de 25 años, firmó su novena victoria de la temporada, la cuadragésima cuarta en la F1, al llegar por delante de Norris -que repitió el segundo puesto de Silverstone (Gran Bretaña), hace dos semanas- y del otro Red Bull, el del mexicano Sergio Pérez, que arrancó noveno y acabó tercero; firmando su trigésimo segundo podio en la F1.

Verstappen, que arrancó segundo, dio cuenta del séptuple campeón mundial inglés Lewis Hamilton (Mercedes), primero en parrilla -y cuarto, al final-, en el inicio de la carrera; y no dio opción a que el campeonato se animase algo.

Y es que con esta victoria, "Mad Max" llegó a 281 puntos en el campeonato de pilotos, estirando su ventaja sobre "Checo" (segundo, con 171) y sobre el español Fernando Alonso (Aston Martin), que ayer terminó noveno y llegó a los 139 puntos.

En el campeonato de constructores, en tanto, el dominio de Red Bull, que ha ganado las 12 carreras, es aplastante: 452 puntos contra los 223 de Mercedes, su más cercano perseguidor.

Asumiendo que sólo una debacle superlativa evitará que a Red Bull se le escape este año otro "doblete", sólo quedan por dilucidar dos cuestiones. La primera, saber con cuántas pruebas de margen festejará su tercer título el nuevo gran ídolo deportivo de los Países Bajos. La segunda, si los "toros rojos" serán capaces de ganar todas las carreras (22) de esta temporada. Algo que, visto lo visto, no pocos perciben como muy factible.

Volviendo a la carrera en Budapest, el quinto lugar lo ocupó el otro McLaren, el del australiano Oscar Piastri, y el sexto fue para el inglés George Russell (Mercedes). Tras ellos llegaron los Ferrari, con el monegasco Charles Leclerc y el español Carlos Sainz ocupando el séptimo y octavo puesto, respectivamente.

Los últimos puntos fueron para Aston Martin, ya que detrás de Alonso llegó su compañero, el canadiense Lance Stroll, en el décimo puesto.

La carrera también estuvo marcada por el redebut de Daniel Ricciardo (Alpha Tauri) en el circuito. El australiano llegó decimotercero, superando a su compañero, el japonés Yuki Tsunoda, que terminó en el decimoquinto lugar.

La siguiente carrera tendrá lugar el próximo fin de semana en el GP de Bélgica.

Reacciones

"Haber ganado doce carreras seguidas es algo increíble para el equipo. Los últimos dos años han sido increíble. Ojalá podamos mantener esta racha durante mucho tiempo", declaró el impatable Verstappen tras la carrera.

Norris, por su parte, señaló que "fue una carrera dura, sobre todo con 'Checo' tan cerca", pero que está "muy feliz por darle un nuevo podio a McLaren".

El mexicano, por último, dijo que "estuvimos cerca de acabar segundos", pero que todas formas "obtuvimos un gran resultado".

El francés Leon Marchand pulverizó la marca mundial de los 400 metros combinados en poder del mítico Michael Phels (Beijing 2008) y fue el invitado de honor en la fiesta australiana vivida en la primera sesión de finales en el Mundial de Fukuoka, con las victorias de Ariarne Titmus (400 libre) y el relevo femenino 4x100, también con récord del Mundo, y masculino, así como el oro de Sam Short (400 libre).

Si a priori la carrera de los 400 libre mujeres era la estrella de la primera sesión de finales del Mundial, el espectáculo ofrecido por Marchand, de 21 años, lo opacó todo.

Y lo hizo porque pulverizó en 1.34 segundos un récord que databa de 2008, pero sobre todo porque el poseedor del mismo era un mito de la natación: Michael Phelps. Marchand nadó 15 años después en 4:02.50, Phelps lo había hecho en 4:03.84.

Este era el último récord en manos del "Tiburón" quien fuera el nadador más dominante del mundo en su época.

El francés de Toulouse recibió de manos de Phelps su medalla, una gran manera de recibir el testigo, de un nadador dispuesto a hacer historia, que conquistó tres medallas en el pasado Mundial (oro en los 200 y 400 estilos, plata en los 200 mariposa), y que con 21 años tiene muchos años para gobernar los estilos mundiales.

"Eso fue una locura, una de las cosas más dolorosas que he hecho. Fue increíble hacerlo aquí y el tiempo es una locura", dijo Marchand después, según el sitio web oficial de los Juegos Olímpicos, "Lo mejor está por venir".

"Es excelente, entreno todos los días para eso", agregó Marchand. "Soy dos segundos más rápido que mi récord anterior, batí el récord mundial, es increíble… No sé qué decir, estoy muy feliz".

Marchand fue el protagonista, pero también la portentosa exhibición del equipo australiano, que ganó los cuatro oros en juego en la primera sesión (400 libre, hombres y mujeres, 4x100 en las dos series).

El primer oro fue para Ariarne Titmus, campeona olímpica de 400 libre, que además puso su nombre al primer récord Mundial en el Mundial de Fukuoka, mientras que el tercero fue también obra del equipo 'aussie'. El 4x100 femenino nadó en 3:27.96. Sam Short completó la fiesta en los 400 libres.