Apartir del 7 de agosto de 1968, se comienza a conmemorar el día Nacional del Dirigente de las Juntas de Vecinos. Fecha que reconoce la tremenda labor desarrollada por los líderes locales hombres y mujeres en sus respectivos espacios vecinales, dedicados a trabajar incansablemente para lograr avances en la calidad de vida, de sus espacios territoriales a lo largo y ancho de cada rincón de nuestro país.

En los barrios, en muchas ocasiones hay detrás un servidor público anónimo, comprometidos para representar a sus vecinos ante la autoridad, apelando a buscar, muchas veces, justas reivindicaciones para el progreso en sus entornos. Por lo mismo, el dirigente es un actor indispensable para que puedan surgir y funcionar correctamente las unidades vecinales.

Un buen dirigente es quien conoce los grandes problemas de sus barrios, enfrentar los problemas cotidianos de su organización, buscando una solución adecuada que vaya en beneficios de todos los vecinos.

Pues bien, no todo puede visualizarlo la autoridad, en gran medida los líderes sociales colaboran con ellos al identificar los grandes problemas sectoriales de sus barrios. Es también el que dialoga con los vecinos, y sabe apoyarse en quienes tienen habilidades para formar equipos y contribuir en el trabajo que desarrolla la junta de vecinos.

El mejor líder es aquel que delega, que distribuye y delega responsabilidades para hacer participar a más personas de su propia comunidad. Al mismo tiempo, es dialogante, siempre buscando consensuar y no imponer sus ideas, más bien busca fomentar la participación para que cada miembro de su institución tenga un sentido de pertenencia, y compromiso con el trabajo mancomunado que se realiza en su unidad vecinal.

Pese a la motivación de los líderes frente a sus proyectos sociales, el trabajo de dirigente es complejo, y debe estar dispuesto a intervenir, y ayudar a destrabar situaciones poco agradables que afecten a la comunidad.

La falta de recursos para sacar adelante los proyectos, entre otros obstáculos, para un dirigente siempre es un desafío, que busca los espacios, dentro de un diálogo democrático con los vecinos, para encontrar soluciones en beneficio de las mayorías, y sin buscar favorecer intereses particulares.

Por todo lo anterior, les envío un saludo afectuoso a todos los dirigentes vecinales de nuestra Región de Los Ríos.

Los niños son el futuro de nuestra sociedad, razón por la cual garantizar su salud emocional y psicológica es crucial para criar adultos sanos y equilibrados y, por tanto, debe ser en la infancia cuando se establecen las bases para el desarrollo de la personalidad, la resiliencia y la capacidad de afrontar los desafíos que la vida presenta.

Es importante entender que, cuidar la salud mental de los niños implica reconocer que son seres emocionales, con necesidades y preocupaciones propias, y que estas deben ser atendidas con el mismo énfasis que las necesidades físicas. Por tanto, al igual que cuidamos su alimentación y su educación, debemos proporcionarles un ambiente seguro y comprensivo que les permita expresar sus emociones, aprender a gestionarlas y afrontar los problemas de manera saludable.

Jorge Fuentes, psicólogo y director de Pranavida, afirma que el bienestar mental de los niños no solo impacta su presente, sino que tiene una influencia significativa en su futuro como adultos. La falta de atención a su salud mental puede acarrear consecuencias graves a largo plazo, como trastornos de ansiedad, depresión, baja autoestima o dificultades en las relaciones interpersonales. Estos problemas pueden perpetuarse en la adultez.

La salud mental de los niños no es exclusivamente responsabilidad de los padres y cuidadores, sino que involucra a toda la sociedad, por tanto, el gobierno también debe priorizar el acceso a servicios de salud mental infantil, asegurando que estén disponibles y asequibles para todos los niños que los necesiten, invirtiendo, también, en programas de prevención y detección temprana, que puede ser clave para evitar problemas más graves en la edad adulta.