"Al club hay que quererlo, cuidarlo, y no dejar que algunas personas le hagan daño"
DIRIGENTE. El nuevo timonel del Torreón habló sobre sus inicios en el club, además de la actualidad y futuro de la institución.
Con el objetivo de mantener a flote a Deportes Valdivia, Raúl Villablanca Bravo asumió esta semana la presidencia de la concesionaria El Torreón SADP, por los próximos tres años.
De esta manera y con 56 años de edad, el nuevo mandamás del Torreón pasó de ser hincha y utilero en los comienzos del club a mediados de la década de los años '80, a ser quien tome el mando en la institución. Su tarea no es fácil, debido a los problemas económicos que atormentan al club y que en su momento llevaron al plantel adulto a denunciar la situación a través de redes sociales. Además, a un mes de convertirse en el principal accionista de Deportes Valdivia, Villablanca confirmó que de a poco se ha ido subsanando el tema, comenzando por los jugadores y posteriormente con los funcionarios.
¿Cómo se produjo su llegada al club?
-Todo comenzó en 1983, cuando yo tenía 16 años y trabajaba en una frutería en calle Picarte, frente al Instituto Salesiano. Como vivía en la Corvi y me iba caminando al trabajo, siempre pasaba por fuera del Parque Municipal y veía entrenar al equipo. De a poco me fui internando más en el club, primero ayudando al utilero y luego acompañando al equipo en los viajes, medio escondido. Hasta que un día a mediados de 1984, el utilero se fue y el profesor Óscar Zambrano me ofreció el puesto, con previa autorización de mi mamá. Eso para mí fue una grata sorpresa, ya que siempre los utileros son gente mayor.
Fueron unos años muy lindos, donde el plantel logró el histórico ascenso a Primera División, en 1987. Pero así como se disfrutó, también se sufrió con los descensos posteriores, lo que me obligó a trabajar en otro rubro y dedicarme 100% a la construcción, donde pude hacer carrera, gracias a Dios.
¿Cómo se dio esta posibilidad de volver y mantenerse ligado al club?
-Un día, José Gandarillas, quien fue presidente del club, llegó a mi casa para preguntar por la historia de Deportes Valdivia. Así lo pude conocer y me reencanté con el club, comenzando a ser un cooperador de esa administración, hasta el día de hoy. Cuando José se fue por diversos problemas con la anterior administración, quiso venderme sus acciones y se las compré. Así fui adquiriendo más acciones a otras personas del paquete accionario Amigos de Valdivia, convirtiéndome hoy en el principal accionista y, devolviéndole el club a la ciudad.
En ese sentido, estoy muy feliz por esta oportunidad y felizmente nervioso, porque pienso todo el día en mi club, con la convicción de salir de este complejo momento.