Puntos de encuentro en una fecha difícil
Este 11 de septiembre de 2023 es una nueva invitación a mirar el camino avanzado y reconocer los elementos que unen a Chile.
No es un día fácil para Chile, el de hoy. Cada 11 de septiembre -y éste en particular, que marca 50 años desde 1973- recuerda la fragilidad de la democracia y las heridas profundas de odio y división que dejan la intolerancia, el abuso, la violencia y la imposición de ideas de todo signo. Es una fecha para reflexionar. Pero también para hacer esfuerzos reales y conjuntos por "sanar nuestros recuerdos", tal como se dijo ayer en el Te Deum Evangélico en Valdivia, en el cual se oró por "restaurar el alma de nuestro país" (ver página 4).
¿Cómo se puede avanzar en esa reparación? Aunque parezca difícil de decir ahora, lo cierto es que sí se ha trabajado como país en responder esa pregunta.
En las recientes tres décadas ha habido coincidencia política y social transversal en que el camino parte con la verdad, con mirar lo ocurrido y asumir las responsabilidades diversas. También existe acuerdo en que la ruta obliga justicia para las víctimas de los horrores vividos y comprensión para quienes todavía lloran y buscan a sus seres queridos. Además, se repite en todos los sectores sin excepciones, que el respeto a los Derechos Humanos es intransable; que la institucionalidad cívica debe fortalecerse y cuidarse.
Más allá del clima polarizado de los meses recientes y los populismos de diverso signo, si se observa las acciones del Estado desde 1990 a la fecha, se puede ver que hay -pese a todas las dificultades- voluntad nacional de restauración. Y si vamos a lo inmediato, las declaraciones públicas emitidas y los compromisos firmados en estos días de septiembre de 2023 por diversos actores públicos, se aprecia que esos temas mencionados están presentes en todos los textos. Es decir, bajo el velo de división, hay múltiples puntos de coincidencia. Porque el amor a Chile es compartido y desde él se puede construir un futuro en que nunca más se llegue a los extremos experimentados.
Desde Los Ríos las iglesias evangélicas llamaron ayer a rescatar esos signos de unidad y a transformarlos en acciones de paz. Independientemente de las creencias distintas y legítimas que se pueda tener, esa voz merece ser atendida. Sobre todo hoy.