La realidad de los campamentos
Muchos mitos se tejen en torno a la vida en asentamientos precarios. Fundación Techo realiza estudios que pueden ayudar a conocer mejor esta realidad.
Un promedio de diez años puede pasar una familia chilena viviendo en situación de campamento. La estimación corresponde a la Fundación Techo, que lleva más de dos décadas trabajando en los asentamientos precarios, para colaborar con las personas a mejorar habitabilidad y coordinarse para alcanzar una vivienda propia y en mejores condiciones.
Durante esos años de permanencia en residencias no reguladas, niños, niñas y adultos desarrollan su vida con precariedad, con estigmatización y desinformación respecto de las vías para recibir apoyo. En ese contexto el trabajo de los voluntariados ayuda mucho, para solucionar las urgencias, pero también para estudiar la realidad y entregar datos objetivos que orienten las decisiones del sector público.
Pero junto con lo anterior, los antecedentes claros permiten responder a los mitos que se tejen socialmente.
Por ejemplo, se ha extendido la idea de la alta presencia de migrantes en las tomas y menos del 20% de los residentes en los 31 campamentos de la región no es de nacionalidad chilena (en el norte la cifra aumenta). Se dice que hay alta presencia delictual y lo cierto es que más de la mitad de los hogares está liderado por madres con sus hijos e hijas en edad escolar. También se asegura que tienen vías rápidas de resguardo estatal, pero -ya se dijo- las casas propias tardan en llegar casi una generación completa. "Sólo se apuran en caso de grave riesgo, como en Las Mulatas en Valdivia, donde las familias viven sobre un humedal y bajo una línea de alta tensión", explicó Fernanda Miranda, directora regional de Techo.
En entrevista con www.soyvaldivia.cl, la profesional llamó a la ciudadanía a conocer las reales situaciones y contribuir con la gestión que se efectúa en estos lugares, cuya cantidad aumentó exponencialmente en todo el país luego de la pandemia, por la crisis económica. En Los Ríos, según datos del Ministerio de Vivienda, de 687 familias viviendo en estas condiciones en 2020-2021; se subió a 1.049 en 2022-2023.