"Me siento contento, porque mi Señor me ha dado tantos años de vida..."
MÁS QUE CENTENARIO. Vecino del sector de Clemente Escobar nació el 1 de enero de 1922 y es originario de Pufudi, en la comuna de Mariquina.
El 1 de enero de 1922 no fue un día cualquiera en la vida campesina de la familia Reyes-Poveda, en el sector rural de Pufudi, comuna de Mariquina. Ese día, José del Rosario y Guadalupe Poveda recibieron el nacimiento de uno de sus hijos: Benito Orlando. Exactamente 102 años después, la familia Reyes-Espinoza se reunió en la casa familiar de calle Clemente Escobar, en Valdivia, para festejar el cumpleaños N° 102 de Benito Orlando Reyes Poveda, "Don Beno" para su familia o "El pejerrey", para quienes fueron sus amigos.
Autovalente, amante de la lectura, con buena memoria, de entusiasta conversación y con alguna limitación auditiva propia de la edad, "Don Beno" fue un niño y joven campesino que trabajó codo a codo con su padre; fue militar en el antiguo Regimiento Membrillar; trabajador en dos grandes empresas valdivianas; boxeador militar y bogador en el Club de Remeros Centenario.
Después de vivir su infancia, adolescencia y juventud en Pufudi, Benito Orlando Reyes Poveda se alejó de su hogar para cumplir con su servicio militar obligatorio en el Regimiento Caupolicán, donde en la última parte de su permanencia estuvo destinado en Corral. "Me gustaba mucho mi institución. Sabía hacer todo y cuando terminé me dieron una libreta en la que decía que podía desempeñarme en cualquier institución: como carabinero, gendarme o en el mismo regimiento".
En clemente escobar
Luego, la familia adquirió la casa en la cual "Don Beno" pasa sus días entre la lectura, una merecida y reparadora siesta post almuerzo y el cariño y cuidado de los suyos. Casado y luego viudo de Julia Espinoza Vargas, tiene una hija (Teresa), una nieta (Camila) y tres bisnietos: Emilia, Mariano y Josefa.
También recuerda de su juventud que "por varios años fui remero en el Club Centenario. Me gustaba bogar por el río".
Como tantos valdivianos de mediados del siglo pasado, su vida laboral transitó entre dos antiguas empresas valdivianas, que hoy no existen: las fábricas de calzado Rudloff y Weiss. Se especializó en una máquina punteadora de zapatos, "que era grande, eléctrica y muy complicada de manejar. Estuve un tiempo en Santiago, pero me volví a seguir trabajando como maestro punteador hasta 1973, después del golpe de Estado. Entonces jubilé", recuerda. Y agrega que "estoy bien económicamente, gracias a mi jubilación".
El mega terremoto de Valdivia de 1960 también ocupa un lugar importante en sus recuerdos: "Estaba acá en la casa y pensé que era el fin del mundo. Salí, me persigné y cuando pasó fui para el lado del río. Estaba todo botado y a muchos valdivianos se los llevó el río".
¿Alguna vez soñó superar a los 100 años de vida? Don Benito Reyes señala que "nunca lo pensé. Fuimos 16 hermanos y casi todos están muertos. Tuve un padre muy bueno y una linda madre. Y hoy me siento contento, porque mi Señor me ha dado tantos años de vida. Tengo otro hermano vivo: Guillermo Hernán, de 94 años. También tuve muchos y buenos amigos, que me decían 'El Pejerrey' por mi apellido Reyes".
Mientras se arregla para la fotografía, la familia cuenta que hasta un par de años antes de la pandemia, "Don Beno" se arreglaba y salía a disfrutar de una buena cazuela o un plato de guatitas en dos conocidos restoranes valdivianos. Que siempre está preocupado de arreglar algún detalle en la casa y que mantiene su afición por la lectura. Tiene infinidad de historias por contar. Mientras tanto, aparece la torta y pronto llegará el festejo. "Estoy entrando a los 103", recuerda el patriarca familiar.
"Nunca pensé que iba a llegar a esta edad. Fuimos 16 hermanos y casi todos están muertos. Tuve un padre muy bueno y una linda madre..."
Benito Poveda, Valdiviano centenario.
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