"Las semillas deben circular libremente, son herencia para la Humanidad...."
CONCIENCIA. Desde organización impulsan la conexión entre desarrollo humano y cuidado de la naturaleza, algo clave en tiempos de cambio climático y de inquietud por inseguridad agroalimentaria.
Resguardar semillas campesinas, promover una vida vinculada a los ritmos de la naturaleza y generar conciencia sobre consumo responsable. Esos son algunos de los objetivos que la Cooperativa Semilla Austral busca promover con el trabajo que desarrolla hace diez años en diferentes regiones del país, por iniciativa de 34 familias; las cuales han contado en el último tiempo con apoyo de la Fundación Lepe, entidad nacional que respalda iniciativas que apuntan a equilibrar desarrollo humano y cuidado de la naturaleza
Valentina Vives Granella es la gerenta de Semilla Austral y una de sus fundadoras. Vive en Curiñanco y, desde Valdivia, se dedica a generar conciencia respecto del valor de agricultura campesina como preservadora de semillas no industriales en el contexto del cambio climático y la inquietud por seguridad agroalimentaria.
En entrevista con www.soyvaldivia.cl, Vives detalló sus propuestas y realizó también un llamado a valorar la experiencia y la memoria que queda en el mundo rural. Esta es parte de esa conversación. La versión completa se puede ver en www.australvaldivia.cl.
Semillas campesinas
Desde la Cooperativa hablan de proteger las semillas campesinas ¿por qué las denominan de este modo y qué las diferencia de otras semillas?
-Se les llama así porque son distintas de las semillas industriales, que han sido modificadas y han sido en el fondo manipuladas, para poder producir según las exigencias y los estándares de calidad de la agroindustria. Esos criterios que tiene la agroindustria tienen que ver relacionados con la homogeneidad. Por eso apuntan a la productividad, a la resistencia a herbicidas o plaguicidas, a que los campos sean lo más parejos posibles. Están dirigidas a la producción a gran escala, que generalmente utiliza petróleo.
Las semillas campesinas, en cambio, como, su nombre lo dice, tienen su origen en las manos campesinas y han circulado y evolucionado de la mano de las y los campesinos del mundo, no solamente en Chile. Y ya este apellido, Semilla Campesina o Semilla Ancestral, nos habla de alguna manera de la escala y de la forma de producir tradicional, que prescinde de cualquier agroquímico, agrotóxico, que contamina el agua, que seca el suelo. Entonces, esta es como la gran, gran diferencia.
También decir que las semillas industriales son más modernas y tienen una base genética más estrecha, entonces, de alguna manera son menos adaptativas y menos resilientes que las semillas campesinas, que tienen una base genética mucho más rica. Y para qué decir, todo el conocimiento tradicional asociado a su consumo, sus usos, las propiedades nutricionales, medicinales. Estas semillas, que han caminado, traen una memoria climática, nos gusta decir también. Diferentes pisos ecológicos, diferentes latitudes, y por eso también estamos trabajando en diferentes territorios, por la misma razón.
Ustedes también hablan de semillas libres. ¿Qué significa?
-Bien, nos referimos en particular a que sea una semilla libre de agrotóxicos, una semilla libre de modificación genética, de organismos genéticamente modificados o transgénicos, y libre, muy importante, de propiedad intelectual. Los derechos de propiedad intelectual restringen el libre uso y circulación de la semilla. Y nosotros estamos convencidos y convencidas de que la semilla debe circular libremente, de que es una herencia de los pueblos campesinos del mundo para la Humanidad, de que es un bien común. Y si es que restringimos su uso y su circulación, restringimos su capacidad de evolucionar y de adaptarse. Entonces las semillas, que son las semillas campesinas tradicionales con las que nosotros trabajamos, no deberían estar sujetas ni correr el riesgo de caer en manos que tengan intereses egoístas, digamos, o de restringir su uso.
¿A qué se refiere la propiedad intelectual de una semilla? ¿Porque hay acuerdos internacionales que la regulan, cierto?
-Así es. Parte de una base que para nosotros es una base que está errada. La base, digamos, conceptual de la propiedad intelectual supone que hay un creador, que es el obtentor vegetal. Entonces se trabaja con técnicas de fitomejoramiento, y al fitomejoramiento también le vamos a poner apellido, es un fitomejoramiento corporativo, es el que trabajan en las universidades, centros de investigación, y que las corporaciones también crean sus propios centros de investigación. Las corporaciones me refiero semilleras, que son las mismas que producen los agroquímicos generalmente. Se producen como el paquete, la semilla más los agroquímicos, que son estas variedades, estas semillas que van a resistir a los agroquímicos.
Esta base conceptual, parte de la base de que hay un obtentor, por lo tanto, hay un creador, que es dueño de esta creación. Para nosotros eso no tiene un sustento ético, digamos, valórico. Está errado. Principalmente porque, como decíamos, es una semilla que ha evolucionado y caminado de la mano de agricultores por milenios, ni siquiera por cientos de años, por milenios. Entonces yo ya parto de una base que es una creación colectiva, y no solamente de la Humanidad, sino que de la mano con la naturaleza.
Entonces estamos negando la capacidad creativa de la naturaleza, y negando esa herencia que ha sido, legada con tanto cariño, tanto amor, pensando en el futuro de la humanidad.