Hace unos días visité una obra que refleja nuestro compromiso con el comercio local y con la dignidad de quienes lo impulsan. Me refiero a la restauración de la histórica Pérgola de las Flores, ubicada frente al Cementerio 1, un espacio que durante décadas no estuvo a la altura de la dedicación y esfuerzo de las pergoleras que lo han habitado generación tras generación. Hoy, con más del 40% de avance y una inversión superior a los 300 millones de pesos municipales, este proyecto no solo transformará el lugar, sino que también honrará la tradición valdiviana que representa.
Este avance no es aislado; es parte de una visión y modelo de desarrollo estratégico mayor que nos propusimos al asumir la gestión municipal: elevar el estándar de los espacios municipales destinados al comercio y, al mismo tiempo, saldar la deuda histórica con aquellos trabajadores que han mantenido vivo el espíritu emprendedor de nuestra ciudad.
Recuerdo con especial orgullo el recambio completo del pueblito comercial, donde no solo mejoramos la infraestructura, sino que finalmente aseguramos baños dignos y espacios más seguros para quienes trabajan y visitan el lugar.
Lo mismo sucede con los proyectos en la costanera: la Florería Municipal, en un espacio que anteriormente estaba asociado a delincuencia, deterioro y consumo de alcohol, se ha convertido en un punto emblemático que pone en valor el trabajo de nuestras floristas de sectores rurales. El Almacén Fluvial, con decenas de productos locales de alto valor agregado, ya es un destino obligado para turistas y residentes, ayudando a posicionar a Valdivia como un polo de comercio sostenible.
A esto se suma la mejora en espacios tan relevantes como la Feria Fluvial, el paseo Camilo Henríquez y los kioscos de los suplementeros en la zona céntrica. En nuestra cartera de proyectos destaca especialmente el futuro Mercado Estación, una obra que será el corolario de todos estos esfuerzos: un espacio moderno, funcional y representativo de lo que nuestra capital regional merece.
El comercio local es parte esencial de la identidad de Valdivia. En cada flor, en cada kiosco, en cada producto ofrecido con orgullo, está la esencia de nuestra comunidad. Continuaremos trabajando con esa convicción, asegurando que los espacios para el comercio no solo sean más, sino mejores.
Porque Valdivia no solo necesita crecer, necesita hacerlo con dignidad y en armonía con su historia y su gente.