A los 87 años de edad, el pasado 17 de diciembre de 2024 se marchó para siempre el ex empleado público y conocido árbitro de fútbol valdiviano Hernán Valeria Troncoso (Q.E.P.D.). Nacido el 7 de agosto de 1937 en Reumén, Hernán Valeria Troncoso fue hijo del matrimonio formado por Miguel Valeria y Fidela Troncoso. En el ámbito personal, el 6 de mayo de 1964 contrajo matrimonio en La Unión con Guillermina Figueroa Contreras y fueron padres de dos hijos: Rodrigo (Q.E.P.D.) y Luis, quienes prolongan la descendencia a una nieta: Scarlett. Paralelamente y en el aspecto laboral, durante toda su vida fue funcionario público. Comenzó como sereno en la antigua Corhabit (Corporación de Servicios Habitacionales) y finalizó como asistente de servicios en el Serviu (Servicio de Vivienda y Urbanización). Sin embargo, el oficio que le entregó mayor trascendencia fue el de árbitro de fútbol. Hernán Valeria Troncoso fue jugador del Deportivo América, River Plate e Inés de Suárez. Pero, en el año 1967 optó por realizar un curso de árbitro y en dicha actividad se mantuvo activo hasta el 2000, participando en las competencias de Anfa a nivel valdiviano y regional, en eliminatorias de selecciones y su última función referil fue de la de inspector, siendo el responsable de calificar a sus colegas que se mantenían en actividad. También tuvo una destacada participación en los Mundialitos de la Universidad Austral. Su hijo Luis Valeria Figueroa lo recuerda como "un excelente padre y trabajador. Era muy responsable, a tal punto que nunca faltaba a su trabajo. Siempre se levantaba muy temprano. Era fanático del deporte y aunque durante algunos años practicó básquetbol, su pasión fue el fútbol y cada fin de semana estaba en las canchas, especialmente como árbitro". Por otro lado, su amigo personal y colega del referato Juan Carlos Silva Aguilar recuerda al popular (Pelao Valeria" como "un hombre humilde, alegre y travieso, con un gran sentido de la responsabilidad. Como trabajador fue funcionario público durante toda su vida". Quienes también lo conocieron en el ámbito laboral y como árbitro de fútbol lo recuerdan como una persona respetuosa, simpático y de buen humor. Y en la difícil e incomprendida labor del arbitraje siempre destacó por su buena voluntad y la disposición de recibir a los nuevos integrantes de la organización, siempre con una palabra de aliento o de ánimo, un consejo prácticamente de padre y la transmisión de su experiencia en las canchas de Valdivia y la zona sur del país. Hernán Valeria Troncoso vivió los últimos cuatro años de su vida como residente del Hogar de Ancianos de Reumén. Falleció el 17 de diciembre de 2024 y su cuerpo descansa hoy en el Cementerio Municipal N° 2 de Valdivia.

17 de diciembre de 2024 emprendió rumbo hacia la eternidad Hernán Valeria Troncoso, recordado empleado público y árbitro del fútbol amateur valdiviano.

Hace poco más de tres años, el fútbol amateur valdiviano y especialmente la actividad formativa perdió a uno de sus representantes más destacados. El 16 de enero de 2022 partió hacia el Más Allá el profesor Pablo Javier Barría Oyarzo (Q.E.P.D.). Estaba a las puertas de cumplir recién 43 años de edad. Sin embargo, sus habilidades futbolísticos abrieron las puertas a su transitar por el mundo deportivo. Jugó el Mundialito de Valdivia, compitió en un Nacional Escolar y muy pronto se integró a las series menores del club Huachipato, de Talcahuano. En la institución del acero cumplió con su proceso formativo y a los 20 años de edad llegó al Calle Calle, para incorporarse al Regional Valdivia que entonces jugaba en la Tercera División del fútbol nacional. Luego defendería a la Universidad Austral y la selección amateur local, mientras realizaba sus estudios de Contabilidad en el Instituto Comercial. En esa época comenzó su relación con la Escuela de Fútbol de la Universidad Austral, donde se desempeñó como ayudante técnico, entrenador y jefe técnico. Al mismo tiempo estudió Pedagogía en Educación Física, Deportes y Recreación en la Universidad Austral, se tituló y ejerció como docente en el Colegio Austral. En el ámbito personal, el 28 de octubre de 2015 contrajo Acuerdo de Unión Civil con la profesora de Educación Básica Ivonne Seguel Aravena y fueron padres de dos hijos: Simón Alonso y Belén Ivonne. El 24 de diciembre del año 2021, junto a su esposa habían decidido radicarse en Ancud, para dedicarse a sus hijos, junto a su madre y su hermano. En su momento, Pablo Barría Oyarzo señalaba: "No todo es cuánto me pagan. No todo es figurar. No es la foto del recuerdo o del Instagram o la historia de Facebook. Nuestro trabajo va más allá, es lo que dejamos en cada cosa que hacemos, el dar todo, muchas veces por nada, pero con la satisfacción de que hice mi mejor esfuerzo". En Valdivia, la Escuela de Fútbol de la Universidad Austral bautizó con el nombre del profesor a su complejo deportivo, en el sector de Guacamayo. Así, lo recuerdan como "un hombre excepcional, un profesional destacado, un amigo querido y un gran ser humano. Su partida dejó un vacío irreparable en nuestros corazones, en la Escuela de Fútbol UACh y la rama de fútbol y su legado seguirá vivo en nosotros. El complejo que lleva su nombre es un testimonio de su amor por el fútbol, de su compromiso con la formación de los jóvenes y nosotros, como familia deportiva, nos comprometemos a seguir trabajando con la misma pasión y dedicación que él siempre demostró, para que el recinto siga creciendo y se convierta en un lugar donde los sueños se hagan realidad". Pablo Javier Barría Oyarzo descansa en el cementerio rural del sector El Palomar, en Ancud.

16 de enero de 2021 se marchó el profesor chilote Pablo Barría Oyarzo, quien dejó un legado inolvidable en la formación y educación de niños y jóvenes valdivianos.

de fe

Con el término del tiempo de Navidad, con la fiesta del bautismo del Señor que celebramos el domingo pasado, iniciamos el llamado tiempo ordinario durante el año litúrgico que será interrumpido por la cuaresma, semana santa y tiempo pascual. Es un tiempo que nos recuerda el ministerio de Jesús antes de su pasión, muerte y resurrección. Es el tiempo en que va anunciando su mensaje: el Evangelio, la buena noticia del reino de Dios, reino de justicia y de amor.

Esta evangelización Jesús la realiza con la predicación del mensaje, que va acompañado de signos que atestiguan que Jesús es el mesías, el Hijo de Dios. Cada evangelista tiene una forma distinta de transmitir la experiencia de Jesús. Este domingo leemos la tradición de la comunidad vinculada al apóstol Juan. El relato es conocido tradicionalmente como las Bodas de Caná (Jn 2, 1-11). Lo recordamos brevemente: Jesús y su madre estaban invitados a una boda, donde también asistieron los discípulos de Jesús (estos se habían acercado a él a instancias de Juan Bautista). En un momento de la fiesta les faltó vino y María interviene ante Jesús frente a la necesidad. A pesar de una primera resistencia, Jesús accede y hace llenar las tinajas con agua, que luego convierte en vino, el mejor vino como dirá el mayordomo al novio.

Pero, ¿qué significa esta boda donde asiste Jesús? La boda en una aldea es simbólica en el inicio del ministerio de Jesús, en el evangelio de Juan. En el Antiguo Testamento es un símbolo frecuente del amor de Dios por la comunidad, simbolizada muchas veces por la capital: Jerusalén. En el Nuevo Testamento es símbolo de la unión del Mesías con la Iglesia. El vino, por su parte, es don del amor y se anuncia como don mesiánico, por lo que el hecho de que se acabe el vino es un signo trágico, especialmente en un contexto de alegría, como debe se una boda. Pero por sobre todo el signo (o milagro) del vino de Caná es lo que provoca en sus discípulos, que aparece al final del relato: "Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él" (2,11). La atención se centra en Jesús como enviado del Padre, para traer la salvación al mundo. Lo que brilla a través del milagro es su gloria y la única reacción en que se insiste es la fe de sus discípulos.

En este año del jubileo 2025, que somos convocados a ser "peregrinos de esperanza", podamos acercarnos a Jesús, en especial en sus sacramentos y en su Palabra, y redescubrir su gloria y fortalecer nuestra fe en Él. Recemos con fuerza en estos tiempos de verano en que se realizan las grandes fiestas de piedad popular en nuestra región: San Sebastián, la Candelaria, Lourdes. Tengamos presentes también en nuestra oración a los jóvenes que participarán en la Jornada Nacional de la Juventud, en La Serena .