por seguridad

La seguridad en Chile sigue siendo una preocupación constante para las familias, los trabajadores y las comunidades.

A pesar de múltiples planes y promesas, los datos reflejan una realidad insoslayable: la sensación de inseguridad no ha disminuido y el crimen organizado sigue operando con fuerza en distintas regiones del país. La Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC 2023) reveló que las zonas de mayor riesgo se concentran en el sector poniente de la Región Metropolitana y en diversas comunas del norte y sur del país. Sin embargo, la respuesta del Gobierno ha sido tardía e ineficaz.

Uno de los ejemplos más claros de esta falta de dirección es el Plan Calles Sin Violencia, impulsado por el Ejecutivo. Anunciado con bombos y platillos, el mismo Gobierno ha reconocido que "no tuvo buenos resultados". La subsecretaria de Prevención del Delito, Carolina Leitao, ha admitido que el plan deberá ser rediseñado nuevamente. Desde su lanzamiento, el programa ya ha sufrido tres modificaciones.

Mientras la delincuencia avanza, las respuestas del Ejecutivo han sido erráticas. En lugar de fortalecer decididamente la acción policial y mejorar la coordinación interinstitucional, hemos visto reiterados intentos de recortes presupuestarios a las policías y al Ministerio Público, lo que afecta directamente la capacidad de persecución del crimen. Más preocupante aún, esto envía un mensaje equivocado, uno que, lejos de desalentar a los delincuentes, les resulta conveniente.

No podemos seguir sometiendo la seguridad de las familias a un constante ensayo y error. Se requiere una estrategia clara, efectiva y sostenida en el tiempo, que garantice el orden y la tranquilidad de los ciudadanos.

Esta estrategia no puede hipotecar la seguridad de las personas ni permitir que conceptos como el de "víctima facilitadora" formen parte del discurso oficial. El Estado tiene la responsabilidad ineludible de garantizar la seguridad y ejercer el monopolio legítimo de la fuerza. No puede seguir delegando su rol ni permitiendo que la falta de planificación deje a los vecinos a merced del crimen.

Bernardo Berger Fett

El reciente intento de renombrar a Augusto Pinochet como Hijo Ilustre de la ciudad de La Unión no es solo una provocación política, sino un síntoma de un problema más profundo: la fragilidad de nuestra memoria histórica.

No es la primera vez que personajes dinosaurios intentan reivindicar la figura de alguien como Pinochet, o que la gente se pronuncia para rechazarlo. En esta disputa no se juega solo un nombre en una placa, sino el relato que construimos como sociedad sobre nuestro pasado y los valores que queremos proyectar al futuro.

Chile ha vivido un largo y doloroso proceso de recuperación de la memoria, marcado por avances y retrocesos. Desde la creación de informes como el Rettig hasta los intentos de negacionismo en la esfera pública, la memoria se ha transformado en un campo de batalla. No es casualidad que la reivindicación de Pinochet venga de la mano de una ola global de revisionismo histórico, donde figuras autoritarias son blanqueadas y las víctimas quedan nuevamente relegadas al olvido, y mágicamente personajes como Hitler terminan aparentemente siendo socialistas.

La memoria no es un ejercicio de nostalgia ni una herramienta de venganza, sino un imperativo ético. Reconocer el horror de la dictadura no es una cuestión de ideología, sino de respeto por los derechos humanos y la dignidad de quienes sufrieron la represión.

Es en este punto donde la ciudadanía tiene un rol clave: cada vez que la historia es puesta en disputa, el silencio no es una opción. La memoria necesita ser defendida activamente, no solo en conmemoraciones o discursos institucionales, sino en la vida cotidiana, en la educación, en las conversaciones familiares, en la denuncia de cualquier intento de relativizar lo que ocurrió.

Por eso, más allá de la indignación momentánea, este nuevo intento de ensalzar a Pinochet debe ser una señal de alerta.

No basta con reaccionar cada vez que se intenta distorsionar la historia; es necesario construir una sociedad que tenga la memoria como un pilar inquebrantable. Porque olvidar no solo es una falta de respeto con las víctimas, sino un peligro latente para la democracia.

La memoria no es un lastre del pasado, sino la brújula que nos impide repetir los mismos errores. Y hoy, más que nunca, necesitamos sostenerla con firmeza.

Francisco Catalán

Corporación Educacional Aurora Austral

Nostalgia

La claque que se le hizo a Tonka Tomicic en la gala del festival Viña-25 para que vuelva a la TV, solo es comparable con la claque que la gente de gobierno le hace a Michelle Bachelet para que vuelva a ser candidata.

Juan de Dios Videla Caro jdvidela@gmail.com

Baquedano, una confusión

Confusión generó el comunicado de la Subsecretaria del Patrimonio y presidente del Consejo de Monumentos Nacionales sobre el traslado del monumento al general Baquedano, dejando al descubierto una falta de claridad y compromiso con la protección de nuestro patrimonio.

Es inquietante que las decisiones de monumentos de gran relevancia histórica se tomen sin una adecuada reflexión y lo que es peor aún bajo un sesgo ideológico.

El legado cultural de nuestro país merece un enfoque serio y respetuoso que no se limita a declaraciones ambiguas e irresponsables.

Es momento de un cambio en la dirección de la Subsecretaría del Patrimonio, este tipo de autoridades Chile no merece.

La protección de nuestros monumentos debe ser una prioridad indiscutible ya que la identidad de un país se construye sobre el pasado y la falta de acciones efectivas no hace más que socavar la confianza de la ciudadanía en las instituciones encargadas de salvaguardar nuestra memoria colectiva.

Eduardo Villalón Rojas Exconsejero del Consejo de Monumentos Nacionales

Edad de pensión

La edad de pensión, de 65 años para los hombres y 60 años para las mujeres, data de mucho antes del inicio de la capitalización individual, por allá a inicios de la década de los '80s, por lo que llama la atención el nulo esfuerzo en discusión de la reforma previsional recién aprobada.

Claramente subir la edad de pensión es impopular, pero era el momento adecuado de subirla con toda la gradualidad del mundo, pensando en las futuras generaciones de pensionados, y no para quienes estén próximos a pensionarse.

Si se estableció un porcentaje de la cotización de un 1%, para compensar la diferencia de expectativas de vida entre hombre y mujeres, lo lógico es que también se hubiera indexado un aumento en la edad de pensión de las mujeres, al menos hasta los 65 años.

No podemos como país avanzar en una previsión que siempre antepone los cálculos electorales por sobre elementos técnicos ampliamente estudiados para mejorar las pensiones, y cuyos efectos adversos pueden ser aminorados con gradualidad.

Eduardo Jerez Sanhueza eduardo@masprevision.cl

CORFO y deuda pública

Mucho se ha insistido sobre el aumento de los niveles de endeudamiento fiscal y como ello constituye una amenaza para la sostenibilidad de la macroeconomía del país, lo que se suma a los estrechos niveles de crecimiento que se proyectan para la próxima década.

En efecto, desde el año 2010, la deuda pública ha crecido escalonadamente.

Según fuentes del Fondo Monetario Internacional y DIPRES (Dirección de Presupuesto), Piñera I la incrementó en un 5% respecto de los Gobiernos anteriores; Bachelet II en un 10%; y Piñera II en un 15,8%. Al año 2024, la deuda pública representa un 42% del PIB, en niveles notoriamente más bajos que el promedio OECD que supera el 80%, y las proyecciones del ritmo de endeudamiento del actual Gobierno lo van a posicionar como uno de los Gobiernos que menos expandió la deuda (4,7% aprox.).

La decisión del Ministro Marcel y la Directora de Presupuestos junto con CORFO significó recurrir a fondos disponibles para evitar incrementar la deuda pública.

CORFO ha declarado que no existe daño patrimonial a sus funciones; buena parte proviene de excedentes del litio, que confirma la importancia estratégica de nuestros recursos naturales; y el Consejo para la Transparencia ha dicho que no hay nada ilegal ni opaco.

Lo que parece no entenderse de la recesión global arrastrada desde la crisis subprime en 2008, es que la principal amenaza para las naciones es la crisis de deuda, y toda acción para evitarla debe ser considerada una buena decisión. Audaz y de riesgos políticos, pero correcta.

Finalmente, un comentario sobre lo político.

Es inevitable que la oposición a toda medida del oficialismo se radicalice en estos meses, y el tono que ante estos hechos inmediatamente habla de "manotazos" siga creciendo.

Pero, la oposición debe tomar nota de las consecuencias del episodio Milei y su criptomoneda para el estilo de acción política vociferante.

No es descartable que sea una estrategia comunicacional y política que comience a tocar techo, y llegue desgastada a noviembre y sobre todo diciembre.

Leandro Paredes Jaramillo Consultor de Asuntos Públicos paredes.leandro@gmail.com