La crisis
María José Gatica Bertin , Senadora, por Los Ríos
del agua
Estoy segura que los que leen esta columna, o la mayoría de ellos, hoy abrieron la llave de su casa y salió agua fresca, limpia y cristalina. Es verdad gran parte de nuestra población tiene acceso a este recurso esencial para la vida humana. Sin embargo, mientras gozamos casi todos de esa comodidad hay miles de compatriotas que viven en zonas rurales que no pueden disfrutarla. No se trata de vecinos de barrios acomodados que han decidido instalar sus segundas viviendas; no. Se trata de ciudadanos trabajadores. Son gente que vive en el campo y que son vitales para el funcionamiento de nuestra sociedad. También son vecinos de zonas cercanas a las ciudades en donde la modernidad aún no ha llegado y que, al igual que los demás, sufren la dura realidad de tener que andar mendigando del Estado soluciones definitivas para poder acceder al agua de forma permanente.
Esta semana denuncié la crisis que enfrentan 2 comités de agua potable en la región, uno en el sector El Yeco en la comuna de Mariquina que por la desidia de unos pocos han impedido que se concluyan las obras de instalación de tuberías, a pesar de que los dirigentes ganaron en la justicia su derecho a reactivar las obras el MOP aún no inicia el término de las faenas. Su conclusión le permitirá a cientos de familia poder por fin tener agua propia.
El comité de Cabo Blanco enfrenta una crisis diferente pero igual de compleja, su pozo requiere urgente mantención y aunque el gobierno central prometió su ampliación y limpieza aún no cumple su palabra ofreciendo sólo una solución temporal mantenida por camiones aljibes.
Estos casos son sólo la punta del iceberg de una crisis que necesita ser atendida con urgencia. Sé que es una crisis compleja pero también estoy persuadida que es posible enfrentarla con mayor humanidad y responsabilidad. Sobre todo, cuando se asumen compromisos con los vecinos que después son llevados por el viento del oportunismo y la indiferencia. Debemos hacer las cosas mejor porque no se trata de la comodidad de los vecinos, se trata de un asunto vital y de primera necesidad para sus vidas.